jueves, 19 de agosto de 2010



El Hexágono


Se abrazan en el mes de Enero
porque un nuevo año comienza,
pero desde hace eternidades
Francia no ha cambiado gran cosa.

Pasan los días y las semanas

y sólo evoluciona el decorado,
la mentalidad es la misma
todos unos mierdas, unos hipócritas.

No son muchos los que en Febrero

se acuerdan de Charonne,
de los matones declarados
que cumplieron meticulosamente su cometido.

Francia es un país de maderos,

en cada esquina hay un ciento,
para hacer reinar el orden público
asesinan impunemente.

Cuando ejecutan en el mes de Marzo,

del otro lado de los Pirineos,
a un anarquista del País Vasco
para que aprenda a rebelarse,
ellos gritan, lloran y se indignan
de ese inmundo crimen,

pero olvidan que la guillotina
aún funciona también aquí.

Nacer bajo el signo del Hexágono

no es lo mejor que se puede hacer en este momento.
Y el rey de los tontos en su trono,
no apostaría yo que sea alemán.

Les han dicho en el mes de Abril,

en la tele, en los periódicos,
que no se quiten el sayo,
que la primavera está al caer.
Los viejos principios del siglo XVI
y las viejas y estúpidas tradiciones
las aplican al pie de la letra,
me dan pena estos imbéciles.

Se acuerdan en el mes de Mayo
de una sangre que corrió roja y negra,
de una revolución abortada
que fracasó en volcar la Historia.

Me acuerdo sobre todo de esos borregos,

asustados por la libertad,
yendo a votar por millones
por el orden y la seguridad.

Conmemoran en el mes de Junio

un Desembarco de Normandía.
Piensan en el valiente soldado gringo
que ha venido a dejarse matar lejos de su casa.

Olvidan que al abrigo de las bombas

los franceses gritaban “Viva Pétain“,
que estaban bien cobijados en Londres
y que no había muchos Jean Moulin.

Nacer bajo el signo del Hexágono

no es verdaderamente muy glorioso.
Y el rey de los tontos, en su trono,
no me digan que es portugués.

Festejan en el mes de Julio
recordando una revolución
que nunca consiguió eliminar
la miseria y la explotación.

Se hartan de bailes populares,
de fuegos artificiales y fanfarrias.
Pretenden olvidar con la cerveza
que son gobernados como peones.

El mes de Agosto es la libertad
después de todo un año en la fábrica.
Gritan “Vivan las vacaciones pagadas”
se olvidan algo de la maquinaria.

En España, Grecia o Francia
van a contaminar todas las playas,
y sólo con su presencia
arruinar todos los paisajes.

Cuando en Septiembre se asesina
a un pueblo y una libertad
en el corazón de América Latina,
no son muchos los que protestan.
Se trae a un embajador
que es acogido con los brazos abiertos.

El fascismo es la gangrena,
en Santiago como en París.

Haber nacido bajo el signo del Hexágono,

no es precisamente una sinecura.
Y el rey de los tontos, en su trono,
es francés, de eso estoy seguro.

Acabada la vendimia en Octubre,
la uva fermenta en toneles,
están muy orgullosos de sus viñedos,
de sus Côtes-du-Rhône y de sus Bordeaux.
Exportan la sangre de la tierra
un poco por todo el mundo,
su Pinard y su Camembert
es la única gloria de esos tarados.

En Noviembre, en el salón del automóvil,

van a admirar por millares
el último modelo de Peugeot
que jamás podrán permitirse.

El coche, la tele y la quiniela,

es el opio del pueblo de Francia,
suprimirlo sería matarlos,
es la droga a la que están enganchados.

En Diciembre es la apoteosis,

la comilona y los regalitos,
son siempre igual de tristes,
pero hay alegría en los guetos.

El mundo ya puede dejar de girar,

que no faltarán al cotillón.
A mí me gustaría verlos reventar a todos,
atragantados de pavo con castañas.

Nacer bajo el signo del Hexágono,

no se puede decir que me la ponga dura.
Si el rey de los tontos perdiese su trono,
habría cincuenta millones de pretendientes.